¡EH, PETREL!: CUADERNO DE UN NAVEGANTE SOLITARIO – RESEÑA

Me voy. Largo amarras. La vida es mía y la tomo por la mano para irnos por ahí. Dejo atrás las cosas que no me gustan. Las cosas absurdas. Los señores que prometen con gestos paternales, los sistemas que envuelven y que hipotecan las alegrías de la vida. Y tomo el camino que debo tomar, para conocer la tierra; esta tierra que es mía. Nos vamos cogidos de la mano; mi vida y yo, yo y mi vida, y lo que comenzamos aquí es un acto de amor que ha de durar hasta la muerte. (¡Eh, Petrel!, pag 17)

SINOPSIS

Julio Villar En su ligero Mistral, desde que salió de Barcelona en 1968 hasta que llegó al puerto de Lequeitio en el verano de 1972, Julio Villar recorrió unas 38.000 millas marinas. Fue una vuelta al mundo vivida sin prisas, saboreada, tranquila, a veces dramática. Pero el relato de sus peripecias no sigue el rumbo habitual en este tipo de libros. Aunque evoca inolvidablemente sus largos periplos de navegación y escalas, el propósito de Julio Villar ha sido recoger el curso anímico de su deambular. ¡Eh, Petrel! oscila entre la divagación lírica y sus escuetas anotaciones del cuaderno de bitácora. Sus párrafos rozan más de una vez la estructura de un poema y hay en ellos asombro y fervor hacia Walt Whitman, inquietas preguntas y sentimientos “de una sencillez y de una pureza que sólo hace muchos, muchos años, cuando era niño, era capaz de sentir”. Un relato de viajes que es en sí mismo el alma del viajero. Este es un libro maravilloso, lleno de paz, mar, aves marinas, peces voladores, soledad serena, libertad y alegría de vivir que se contagia cuando tienes la suerte de poder sumergirte en sus páginas llenas de los espontáneos y bellos dibujos que hizo Julio en su viaje.

OPNINIÓN

¡Eh, Petrel! es uno de esos libros que me ha acompañado toda la vida. Ya en mi infancia soñaba con conocer los más insólitos y bellos parajes del mundo, y gracias a ¡Eh, Petrel! lo hacía desde las sábanas de mi cama. Pero este libro no es sólo de aventuras y viajes. Este libro también nos habla sobre la vida, los seres humanos, sobre el camino de uno mismo, los compañeros que conocemos, los que dejamos atrás… Es un libro lleno de reflexiones de un joven con inquietudes que se aventura a dar la vuelta al mundo en un pequeño velero de siete metros de eslora en un largo y lento viaje en el que conoció los rincones más alejados del planeta, se abrazó a tempestades y acarició el suave rumor de las olas en medio de la inmensidad oceánica. Muchos le envidiamos por lo que ha hecho, pero pocos nos atreveríamos a hacerlo. Lo bueno que tiene este libro es que no es una guía de los sitios en los que ha estado, de hecho, los nombres de los lugares te los menciona de pasada, no se esmera en hablarte de ello. Lo que tiene este libro es que, a través de las descripciones de Julio, te adentras en el propio viaje que él experimentó. Julio escribe lo que ve, pero también lo que siente, y gracias a esa particular manera de narrar, al leer el libro te simpatizas por las personas que Julio conoce en el trayecto, te preocupas por el grillito que aparece y desaparece en el mistral – Yo de pequeño siempre que desaparecía me preguntaba ¿Qué habrá sido de él?- y te sientes apenado cuando tiene que levar anclas y seguir su camino, dejando atrás a todos los buenos amigos que ha hecho. Tú no has estado allí, esas vivencias son de Julio, y aún así, lo sientes en sus carnes, como si hubieras tú. Esa es la magia de ¡Eh, Petrel!

Para cualquier persona que no haya leído el libro, le invito a hacerlo, es una experiencia maravillosa. Y si además te gusta viajar, te gusta el mar, y sientes la necesidad irrefrenable de largar amarras y salir a conocer lo desconocido como yo, ¡Eh, Petrel! es tu viaje.

Por cierto, además de ¡Eh, Petrel! , Julio también escribió otro libro titulado Viaje a pie, por si queréis echarle un vistazo. De hecho, hoy ha presentado en Bilbao la reedición del libro ahora ampliado con un nuevo capítulo titulado Mar de Nubes, así que aunque lo hayas leído, podéis volver a echarle un vistazo con los añadidos. Sabéis que con Julio, siempre lo merece.

 

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